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Cosas que hay que hay que aclarar

Porque si escribo existo y si existo escribo TODO.

Los matices del adiós.

Publicado en 22 Diciembre 2014 por Lio Paredes E. in Escrito, Amor, reflexión, Adiós

Decir adiós no es cosa fácil, más en temas del corazón.

Como empezar una despedida, como explicar lo que la impulsa y como dejarlo ir.

No es fácil.

Se podría decir que es casi un arte el saber decir adiós. Un arte que se estudia, y se aprende únicamente en la práctica, dado que los ejemplos en el tema resultan desalentadores y poco cercanos la mayoría de veces a lo que pasa en realidad.

Hace una semana dije adiós tres veces, a tres personas, todas me movían el corazón. Me rindió, lo sé.

Pero es que en estos temas del adiós romántico, podría decirse que soy una profesional consumada, más que por determinación por naturaleza. Tengo esta personalidad amante de la claridad y la franqueza, y si alguno de a ustedes les suena familiar, entenderán que ser y querer ambas de estas cosas en tu vida emocional, te darán más sitios de los cuales quieres irte, que en cuales te quieras quedar. Algún día haré un escrito al respecto, pero mientras tanto volvamos al tema del adiós.

Como ya dije antes, la última semana dije adiós tres veces a tres personas. Ninguno mi novio, pero todos en su momento y a su manera fuertes gustos. Lo que me sorprendió del tema fueron dos cosas:

1. Ninguno de estos adioses, empezó y terminó como yo esperaba.

2. Todos los adioses aun cuando buscaban lo mismo, despertaron cosas completamente diferentes.

Así que para términos prácticos y en pro a "aclarar" uno de los términos que MÁS considero ambiguos, confusos y variables, aprovecharé la oportunidad que me dio mi siempre pertinente vida, para dividir este termino en tres tipos, que si bien NO SON LOS ÚNICOS pueden ser tres clases principales de eso que la gente llama "Decir adiós" :

1.El Adiós DEL FLORERO ROTO:

Esta clase de adiós, es, en mi humilde experiencia, el peor de todos los adioses sobre la tierra. En este caso digamos que la persona querida y tú se encuentran en un punto en el cual miran un florero roto. Por los restos del florero, debió ser un florero hermoso, pero sea por cuestiones de momento, de sentimiento, de personalidades o de simple sincronización, el florero se encuentra roto y en total incapacidad de albergar cualquier tipo de flor. Eso, tanto tú como la otra persona lo saben, pero en vez de barrer con dignidad los restos del florero, la primera reacción, es intentar arreglarlo.

Ambos se empiezan a cortar los dedos intentando pegar los pedazos, se culpan el uno al otro, se dan indicaciones, se quieren ir pero ven los restos de ese hermoso florero y se devuelven, y así, cansándose al final hasta la saciedad de ese hermoso florero roto. Este adiós, no solo es doloroso, muchas veces esta lleno de dramatismo y puede durar años antes de darse por concluido y terminado.

En parte por la terquedad de ambas partes de que esos hermosos restos de florero se pueden arreglar, cosa que lamento ACLARAR , no sucede, el florero esta roto, y esta roto por algo, y es porque tú y esa persona simplemente no van a funcionar.

En mi caso solo tuve uno de este tipo (Y con ese me basta para la posteridad), llevó años de desencuentros infructíferos antes de que amabas partes, decidiéramos desaparecer por completo de nuestras vidas y dejar esos restos de florero tirados en el piso, al final con un gran alivio debo decir.

2. EL ADIÓS:

Este adiós es mucho más claro que el primero, porque siempre ocurre donde no hay NADA que pueda cambiar la situación. Se da en esa situación donde las cosas simplemente no dan para más: alguien no quiere a otro alguien y ya. La manera en la que se da suele ser diversa y puede variar desde una diplomática e incluso simpática despedida, hasta la versión vanguardista de "Marimar" (A veces son las dos al mismo tiempo).

Lo bueno de estos adioses es que una vez dados, pocas veces hay vuelta atrás, suelen ser definitivos y si se dan en buenos términos te permiten más que despedirte de una persona, despedirte de un sentimiento de manera natural y productiva eventualmente.

En mi caso me tuve que despedir de un muchacho lindo, que me veía como su amiga, al cual yo no podía ver de igual manera y en ese orden de ideas no había NADA que hacer, más que reírnos y despedirnos con una sonrisa llena de tranquilidad... claro para luego llorar a moco tendido al ritmo de Chavela Vargas como es debido.

La última clase de adiós, es ese tan bien llamado:

3. "el adiós"

Sí, así en minúscula y todo. Por que es ese adiós que no se quiere dar. Hay que aclarar que ese deseo no nace de un sentimiento de negación frente a lo que está pasando entre esa persona y tú, sino de que en verdad las razones por las cuales se da en primer lugar, no superan al sentimiento. Es ese adiós que a veces se da por cuestiones exteriores, como un viaje al extranjero, o por cuestiones preventivas como "no vuelvas a aparecer a menos que estés dispuesto a..."

ESE es un adiós que apesta, porque aunque las razones por las cuales lo realizas pueden ser sensatas, en este caso quieres con todas las fuerzas de tu corazón, no despedirte, quieres que la otra persona te haga quedar, te obligue a escucharla... quieres que te busque, te llame... quieres que así le hayas dicho que se vaya... regrese. Y como puede pasar eso y haya un reencuentro, también puede no pasar, por lo cual este adiós se transformará en EL ADIÓS con el tiempo, o en lo que se podría llamar " LA RECAIDA" donde tú terminas buscando a esa persona que le dijiste "adiós".

En este último adiós a nivel personal, prefiero no comentar, en pro a no matar alguna esperanza o hacer un proclamación de orgullo que puede desvanecerse.

Pero aquí va algo más que aprendí sobre el adiós: ES COSA DE DOS AL IGUAL QUE EL DECIR HOLA.

Por eso cuando lo digas, dilo directo, mirando a los ojos, dilo aguantando el miedo de equivocarte, o el miedo a acertar, dilo con la persona en frente, dilo sin gritar pero con carácter, dilo sabiendo lo que significa para ti y para esa persona.

Dilo.

Si estas en lo correcto tarde que temprano la otra persona lo va aceptar, y sino, tarde que temprano la otra persona... va a regresar.

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