Sentir me quedo grande,
querer a otro me pesa.
La idea gusta,
la practica es compleja;
levantarse, irse,
pero no lo hago,
los sentimientos frenan.
La risa que se sueña persiste,
la voz que llama
me sienta.
La silla del cariño no es cómoda
pero tampoco molesta.
La realidad de la convivencia es un limbo
donde cielo e infierno se besan.
Yo,
utopía voluble y siniestra,
niña que un día quiera al cómplice,
mujer que ante la herida,
se aleja.