Acudo a mi ira cuando estoy triste,
y los recuerdos son pocos;
mientras los muros se achican.
Acudo a ella como quien acude a una vieja amiga,
para que no me permita llorar
sino luchar hasta que gane o me ganen.
Muy joven para estar completa,
muy vieja para ser su víctima,
pero perfectamente indomable,
acudo a mi ira cuando estoy triste
y los recuerdos son pocos;
mientras los muros se achican.